04/08/2014

Mi experiencia como voluntaria

por: Kelly Chavez V.
¡Hola! Mi nombre es Kelly Chávez Valdivia, y soy Bióloga de la UNSA (Universidad Nacional de San Agustín, Arequipa). Mi experiencia como voluntaria en PSJ fue muy enriquecedora y divertida, no solo porque tuve la oportunidad de conocer a las especies representativas de la Reserva, sino porque, además, hice esto desde un punto de vista nuevo para mí.
Es hermoso tener una variedad de especies tan extensa al alcance de la mano, y poder contribuir a estudiarlas de manera sencilla y efectiva. Aunque no todo es diversión en el voluntariado, porque también hay trabajo duro y campañas que te traerán un sinfín de experiencias y emociones que son difíciles de reemplazar, no cambiaría todo lo aprendido y vivido durante mi estadía en la reserva. Entre los lindos recuerdos que me llevo, están las imágenes de las madres de lobo fino con sus crías en la espalda, descansando como quien lleva a un niño cariñosamente; imágenes de padres pingüino resbalando y buscando un camino por el cual subir el terreno empinado que conduce a sus nidos para, finalmente, entregarle la comida a sus parejas y cuidar a sus huevos. Las innumerables guanayes volando al frente tuyo… Siempre salen puntuales y regresan muy tarde, aprovechando para alimentarse bien durante todo el día… Y los pups de lobo fino, siempre batallando contra uno cuando se les toma la medida correcta durante las campañas de monitoreo jajaja (es la experiencia más hermosa que puedan vivir; ¡la recomiendo!).
Disfruté de cada censo matutino de lobos marinos, el esperar con calma para que ningún pingüino se suicide al verte caminar al final del día , de los vuelos de las aves de cada una de las hermosas playas y acantilados, de las tantas conversaciones en el comedor de la casa, adornadas por atardeceres fuxias y violetas y acompañadas por un buen cereal con yogurt… Y las nochecitas en PSJ; noches calurosas con constelaciones de estrellas en el cielo y, a veces, de luna llena y una luz que alumbra todo el lugar mientras las interminables y ruidosas voces de los lobos chuscos y finos te terminan por arrullar hasta la siguiente salida del sol. Un refugio de verano, y un pedacito especial para aquellos que, de corazón, somos biólogos terrestres, pero que también sentimos amor hacia la fascinante ecología de ecosistemas de mar.


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